La chola paceña se caracteriza por innovar su propia vestimenta



La chola paceña se caracteriza por innovar su propia vestimentaA pesar de los amplios márgenes de ganancia que representa, la industria de la confección de ropa para las mujeres de pollera no ha sido explorada por los diseñadores. Sigue bajo el dominio de las propias señoras de pollera que aprenden el oficio en institutos populares, pero no tienen más posibilidades que desarrollar microempresas familiares para atender a la gran demanda.

Para confeccionar una pollera de una comerciante que luce la vestimenta, se necesita entre tres o cuatro metros de tela, siempre y cuando el ancho de ésta sea de un metro y medio. Si el ancho de la tela es menor -por ejemplo, 1,20 metros- se necesitarán al menos seis metros. Las telas no son baratas y la costura de la pollera es complicada. Una prenda terminada puede costar 900 bolivianos, mucho más que un traje de dos piezas importado de Chile.

A esto hay que añadir la manta, otra obra de arte, pues en los últimos años se estila adornarla con tejidos de macramé hechos a mano, también elaborados por señoras microempresarias que aprenden el arte. Ellas cobran entre 50 y 60 bolivianos por tejer el borde de cada manta al pedazo de tela del que está hecho el tapado. Junto a ese aditamento, la manta cuesta 500 bolivianos.

“Hay trajes de todo precio y calidad”, dice doña Mirna Ayala, de la pollerería Mary. Ella es una de las pocas que accede a hablar sobre lo que hace y vende. Muestra cada una de las telas para evidenciar la infinita variedad de combinaciones posibles.

“Cada dos meses llega un contenedor de Corea con las nuevas telas y las señoras saben qué telas llegaron la anterior vez, así que siempre hay que mostrarles variedad. Mientras más nuevo es el diseño y más cara la tela, más cuesta el conjunto”, explica.

Orgullosa, toma un conjunto de una pollera morada, en la que unas pinceladas anaranjadas y amarillas turban la vista con su esplendor. El conjunto se complementa con una manta anaranjada, en la que el borde de macramé ha logrado combinar de manera perfecta toda la gama de los colores de la pollera. El atuendo es fascinante. ¿Cuánto cuesta? “Completo, 900 bolivianos”, responde la comerciante.

El gran motor

Las otras vendedoras son mucho más ariscas y responden apenas con monosílabos a las consultas periodísticas. La dueña de la pollerería Imperio se incorpora y muestra un conjunto. “La manta es de una tela que se llama velo de ángel. Toque, es bien suavita. Y mire, la pollera ha sido forrada con el mismo encaje”, revela. Se trata de un atuendo de color azul marino, de una textura realmente delicada y, por lo tanto, previsiblemente, muy cara. El trabajo manual que implicó su elaboración provoca elucubraciones respecto al precio que, cuando es consultado a la comerciante, resuena en la cabeza. “Esto cuesta en total 2.400 bolivianos”. Tres sueldos mínimos nacionales. Aunque pudiera parecer exorbitante, la comerciante afirma, con toda seguridad, que hay conjuntos que cuestan el doble.

El gran motor de la industria es la enorme cantidad de entradas folklóricas que se realizan en la ciudad de La Paz, prácticamente cada fin de semana. Ni hablar de la entrada del Gran Poder o de la 16 de Julio de El Alto. Noticias.com.bo


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